jueves, 29 de noviembre de 2007



Fotos del Parque Paleontológico Chubut.
DESCRIPCIÓN: Restos fósiles en lo que fue la cuenca del río Chubut, Argentina

sábado, 24 de noviembre de 2007

Para que nos sirven

Los fósiles son importantes por la información que brindan. Por ejemplo, permiten reconstruir ecosistemas y conocer condiciones climáticas del pasado. Los restos de organismos que viven desde hace miles de años o que están emparentados cercanamente con formas actuales pueden ser útiles como indicadores paleoambientales. Así, el hallazgo de huesos de un roedor conocido comúnmente como rata colorada, de hábitos acuáticos, es indicador de un clima húmedo y de la presencia de un cuerpo de agua dulce, mientras que el hallazgo de restos de guanaco indican un clima árido a semiárido.
Los fósiles también permiten hacer reconstrucciones paleogeográficas. La distribución de las masas continentales cambia lentamente si se tienen en cuenta tiempos medidos en décadas o en siglos. Pero estos cambios son importantes cuando se consideran millones de años. Hace unos 250 millones de años había un solo continente en el planeta, al que se conoce como Pangea. Unos 180 millones de años atrás Pangea comenzó a fragmentarse y 40 millones de años después quedaba dividida en dos grandes continentes: Laurasia al norte, incluyendo a América del Norte y Eurasia, y Gondwana al sur. De esta manera, la futura América del Sur formaba parte de Gondwana. Al norte estaba conectada con lo que más tarde sería África, y por el sur con lo que serían Antártida, Australia, Nueva Zelanda y las islas adyacentes. El hallazgo de un diente de un ornitorrinco, un animal típico de Oceanía, en sedimentos de 63 millones de años de la Patagonia es una confirmación de la existencia de esta antigua conexión de América del Sur con Australia a través de la Antártida.
Gracias a los fósiles es posible reconstruir la historia de la vida en el planeta. Así, los sucesivos hallazgos de restos fósiles permitieron conocer el origen de muchos grupos de animales y plantas que viven actualmente. Muchas veces estos estudios, a los que se denominan filogenéticos, se complementan con el análisis del material genético y de proteínas de especies actuales -la técnica es la misma que se usa para establecer parentescos entre personas-. Así, procediendo de esta forma, se demostró que los cetáceos -ballenas, cachalotes y delfines- descienden de animales terrestres que vivieron hace unos 55 millones de años y que están emparentados con los rumiantes -como las vacas- y con los hipopótamos.
El estudio anatómico de los fósiles muchas veces permiten inferir cuales fueron sus características y formas de vida. Este tipo de estudios generalmente se realiza comparando al organismo en estudio con formas que viven en la actualidad. Por ejemplo el corrimiento hacia arriba de las fosas nasales es característico de mamíferos con trompa. En la macrauquenia, un mamífero fósil muy frecuente en la provincia de Buenos Aires, las fosas nasales están ubicadas entre las órbitas oculares. Por esta razón se supone que este animal poseía una trompa similar a los tapires actuales.
Ciertos fósiles permiten conocer la edad de los sedimentos que los contienen. Por ejemplo, el hallazgo de restos de un animal extinguido conocido como mesoterio permite saber que los sedimentos portadores pertenecen a la llamada Edad Ensenadense, que se extendió desde hace unos 1,8 millones hasta hace unos 500 mil años.

Ahora vamos a ver que es lo que no son los fósiles

Los fósiles no son objetos sujetos a transacciones comerciales. En la Argentina está prohibida su comercialización Los fósiles tampoco son trofeos o adornos. Tener un fósil en la casa es una actitud egoísta, ya que se priva al resto de la comunidad de la posibilidad de observarlo o estudiarlo.
Los fósiles no son propiedad de quien los halló ni del dueño del terreno en que se encuentran La legislación argentina indica que forman parte del patrimonio de la Nación.
Los fósiles no deben estar guardados en colecciones particulares. Los repositorios de los fósiles deben ser instituciones municipales, provinciales o nacionales debidamente equipadas para garantizar su resguardo. En la Argentina, la ley nacional 9080 de 1913 y su decreto reglamentario declaran de propiedad de la Nación las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos de interés científico. El Estado podrá expropiar los objetos arqueológicos, antropológicos y paleontológicos que se hallen en poder de particulares y que estime necesarios para el enriquecimiento de los museos nacionales. También establece que nadie, ni el propietario de la tierra donde estuviera ubicado un yacimiento, podrá dañarlo, alterarlo o removerlo.
Si se descubre un fósil lo aconsejable es no intentar extraerlo, excepto si se presenta suelto y no es frágil. En este caso se debe tomar nota del lugar exacto donde se halló y su posición. Es conveniente tomar una muestra del sedimento portador del fósil. Luego se lo debe llevar, o dar aviso del hallazgo, a una institución gubernamental -no privada- que garantice su resguardo.

Algo más técnico


Los fósiles son restos de seres vivos o rastros de su actividad, conservados en los estratos de las rocas sedimentarias, y en menor medida en las metamórficas, tras haber sufrido transformaciones de su composición y deformaciones más o menos intensas. El vocablo fósil se deriva del verbo latín fodere, excavar, a través del sustantivo fossile, aquello que es excavado.

Los fósiles más reconocibles por el público son los restos petrificados de esqueletos o caparazones de criaturas, sin embargo los restos fósiles no se limitan a las partes duras petrificadas de dichas criaturas; se consideran también como fósiles los restos sin alterar, las impresiones, los vestigios o moldes y las huellas que han dejado en diferentes sustratos geológicos, las diferentes partes anatómicas de organismos que no son de la época geológica actual.

¿Que son los fósile?

Un fósil es toda evidencia de vida de épocas geológicas pasadas.
Estas evidencias pueden ser huesos, dientes, impresiones dejadas en los sedimentos que constituyeron el fondo de cuerpos de agua, polen, partes duras de organismos microscópicos, caparazones de moluscos y animales momificados naturalmente. A esta última categoría pertenecen los mamutes -hallados en Siberia- excepcionalmente conservados por acción de las bajas temperaturas; los restos de piel, pelos, excrementos y tejidos musculares de mamíferos de 11 mil años de antigüedad hallados en la Cueva del Mylodon, en el sur de Chile, que se preservaron por el frío y la baja humedad; y los insectos y pequeños vertebrados incluidos en ámbar, que es resina fósil de árboles que vivieron hace millones de años.
También son fósiles los signos de actividad de organismos vivientes de épocas geológicas pasadas, como las huellas, cuevas, nidos, excrementos y los bolos de regurgitación de lechuzas, que contienen los huesos de los organismos de los que se alimentaban.